LA PREVENCIÓN FRENTE A LA PESTE PORCINA AFRICANA (PPA) REQUIERE UNA ACCIÓN CONJUNTA DE VETERINARIOS, GANADEROS, TRANSPORTISTAS, CAZADORES Y LA PROPIA ADMINISTRACIÓN

La Peste porcina africana (PPA), enfermedad incluida dentro del listado de enfermedades de declaración obligatoria urgente, sin duda supone uno de los principales retos sanitarios para el sector porcino europeo.

La enfermedad se ha mantenido presente en la isla italiana de Cerdeña desde hace más de 50 años, pero sin duda, el mayor riesgo para la UE procede de la situación epidemiológica existente en el centro y este de Europa, donde desde su introducción en la zona en el año 2014 se ha detectado su presencia, bien en cerdos domésticos o en jabalíes silvestres, en 7 países de la Unión Europea: Lituania, Letonia, Estonia, Polonia, República Checa, Rumanía y, recientemente, Hungría.

En estos países, durante el año 2017, se notificaron un total de 124 focos en explotaciones porcinas y cerca de 4.000 casos en jabalíes; en los 4 primeros meses de 2018, 7 explotaciones domésticas han resultado positivas, pero además de detectarse la presencia del virus en más de 2.400 jabalíes en este periodo, la enfermedad ha continuado su avance afectando a nuevos territorios hasta el momento considerados libres.

De esta forma se pone en evidencia que, a pesar de los grandes esfuerzos realizados, la enfermedad ha continuado diseminándose durante los últimos años de forma lenta pero continua en las poblaciones de jabalíes silvestres, a lo que se ha unido la transmisión de la enfermedad a mayores distancias, jugando sin duda en estos casos el factor humano un papel crítico, por ejemplo arrojando desechos contaminados, como restos de comida, en lugares a los que los jabalíes tenían acceso o facilitando el contacto de cerdos domésticos con dichos residuos.

¿Qué podemos hacer los ganaderos y trabajadores de explotaciones de cerdos para evitar la introducción de la enfermedad en mi país?

Teniendo en cuenta que las vías más probables de transmisión de la PPA en la situación epidemiológica actual en Europa a largas distancias están relacionadas con el factor humano (introducción de restos de comida contaminados, uso de ropa y calzado en contacto con material infectado como son heces de cerdos o jabalíes en países afectados, entrada de vehículos no desinfectados, etc.), resulta necesario que los ganaderos y trabajadores de las explotaciones porcinas sean conscientes del riesgo y que adopten ciertas medidas básicas para reducir el riesgo de introducción de la enfermedad en su explotación:

  • Aplicación estricta de las medidas de bioseguridad necesarias para evitar el contacto de los cerdos domésticos con la fauna silvestre, mediante infraestructuras (vallado, etc.) y sistemas de manejo adecuados.
  • Mantener un estricto control en la entrada de vehículos y personas en la explotación y su registro.
  • En relación a las visitas a países afectados o en riesgo:
    • Evitar en la medida de lo posible las visitas al campo y la práctica de la caza. En caso de que se realicen estas actividades, limpiar y desinfectar adecuadamente la ropa y calzado utilizados antes de regresar a España y evitar en todo caso el contacto con otras explotaciones de cerdos en estos países.
    • No traer productos cárnicos de cerdo o jabalí, sobre todo si se trata de productos fuera del circuito comercial oficial sin los controles sanitarios adecuados.
  • No alimentar en ningún caso a los animales con residuos de cocina.

¿Qué tengo que hacer en caso de sospecha de PPA en mi explotación?

En caso de que la enfermedad entre en una explotación, el ganadero, junto con el veterinario, juegan un papel fundamental en su detección y notificación precoz, que resulta clave para lograr una rápida erradicación de la misma y evitar su diseminación a otras explotaciones. Este papel resulta crítico en estos momentos en los que el riesgo de entrada de la enfermedad va en aumento.

Los principales síntomas que nos pueden hacer sospechar de la presencia de PPA en nuestra explotación son: fiebre, inapetencia y lesiones hemorrágicas en piel y órganos internos, normalmente con altas tasas de mortalidad en todos los grupos de edad, si bien existen cepas que cursan de forma más leve, resultando más complicada su detección clínica.

En todo caso, hay que tener en cuenta que cuando aparecen los primeros signos clínicos el virus ya lleva varios días en nuestra explotación, por lo que resulta fundamental avisar inmediatamente al veterinario de explotación, o bien directamente con el veterinario oficial, de cualquier sospecha por pequeña que sea.

El veterinario procederá con la visita a la explotación para evaluar la situación y, en caso necesario, tomará muestras oficiales de los animales para su análisis en el laboratorio que permita confirmar o descartar la presencia de la enfermedad.

Es muy importante que a partir del mismo instante en que el ganadero o veterinario tenga esa sospecha (bajas, animales con fiebre y presencia de hemorragias), el propio productor cancele los movimientos de animales para evitar extender el problema. Además, es necesario que se apliquen estrictas medidas de bioseguridad, evitando todo movimiento de personas, animales, vehículos o cualquier otro elemento susceptible de estar contaminado desde o hacia la explotación, hasta que se descarte o confirme la sospecha.

Conclusiones

Se recuerda la importancia de reforzar las medidas de bioseguridad en las explotaciones de porcino, las condiciones adecuadas de limpieza y desinfección de los medios de transporte de porcino y de otras especies, así como la aplicación de medidas de bioseguridad por parte de los cazadores que hagan viajes para practicar la caza, especialmente en el caso de que tengan como destino países afectados por la PPA o en riesgo de estarlo.

Por otro lado, hay que destacar la necesidad de que todos los ganaderos y veterinarios nos mantengamos alerta frente a la enfermedad y comuniquemos a los servicios veterinarios oficiales cualquier sospecha que nos podamos encontrar por detección de síntomas compatibles con la enfermedad en cerdos o en jabalíes. Esta comunicación ayudará sin duda a la detección temprana de la enfermedad en caso de que ésta entrase en el país y, por lo tanto, a su rápida erradicación.

Finalmente, resaltar el riesgo que puede suponer el movimiento de animales vivos y de sus productos, ya sean cerdos domésticos o jabalíes, desde las zonas afectadas o en riesgo de estarlo, debiendo respetarse en todo caso las condiciones establecidas en la normativa comunitaria.

La prevención frente a la PPA requiere la colaboración de ganaderos, trabajadores de las explotaciones, veterinarios, transportistas, cazadores y administración. Entre todos podemos evitar que la enfermedad llegue a nuestro país.

Toda la información relacionada con la enfermedad, incluidos los signos característicos de la enfermedad, se puede encontrar en este enlace del MAPAMA.

Fuente: 3tres3

Articulo: Luis-José Romero González, Jefe de Área de Epidemiología en la Subdirección General de Sanidad e Higiene Animal y Trazabilidad, Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (MAPAMA)

 

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