Contaminación de materias primas por micotoxinas:

La contaminación de los alimentos destinados a la alimentación animal por micotoxinas es hoy en día un problema a nivel mundial. Según datos de la FAO (Jelinek, 1987), se estima que el 25% de las cosechas están contaminadas por micotoxinas.

Además de los daños que provocan en las propias cosechas, su presencia en las materias primas que conforman las dietas provoca importantes pérdidas en términos de producción y salud animal.

Por otro lado,  no debemos olvidar que alguna de estas micotoxinas puede aparecer en la leche de animales que consuman alimentos contaminados. Tal es el caso de la aflatoxina M1, metabolito de la aflatoxina B1, un potente carcinogénico cuyos niveles máximos en leche están regulados por la UE. Otras micotoxinas que pueden aparecer en la leche son la T-2, ocratoxina (OT), zearalenona (ZEA) y vomitoxina (DON) (Jouany, 2001), las cuales, a pesar de que no están reguladas por la administración, también pueden afectar a la salud humana. Por todo esto podemos afirmar que nos encontramos delante de uno de los mayores retos a los que se tiene que enfrentar el sector.

Las micotoxinas son metabolitos secundarios tóxicos producidos por hongos, capaces de ocasionar efectos adversos en personas o animales expuestos a ellas (Whitlow e Hagler, 2002). Para que haya micotoxinas deberán estar presentes (o haber estado en algún momento) hongos productores de las mismas. Los hongos son organismos multicelulares aeróbicos que se desarrollan sobre sustratos que contienen materia orgánica, tales como materias primas para alimentación animal (CAST, 2003).

La presencia de hongos en un alimento puede controlarse y eliminarse con cierta facilidad con tratamientos fungicidas, normalmente basados en ácidos orgánicos. Con todo, las micotoxinas producidas son muy estables y permanecen aún después de que el hongo fuera eliminado. Por lo tanto, es importante recordar que la no presencia de hongos o el tratamiento con fungicidas en absoluto garantiza la no presencia de micotoxinas.

¿Cómo actúan las micotoxinas que son ingeridas por el animal?

Las micotoxinas son moléculas con una estructura variada, capaces de afectar a distintos órganos del animal, por lo que sus mecanismos de acción son amplios. A modo de resumen, podemos decir que actúan según 4 mecanismos distintos (Witlow e Hagler, 2002):

  1. Reducción de los nutrientes disponibles para el animal: esto sucede en un proceso multifactorial. Primero, durante el crecimiento de los hongos se altera el contenido nutritivo del alimento. Los hongos consumen carbohidratos, así como vitaminas y aminoácidos de los alimentos. En segundo lugar, algunas micotoxinas hacen diminuir el consumo de alimentos. Un tercero efecto es sobre el sistema digestivo, bien provocando irritación, úlceras u otros procesos poco conocidos, que van a comprometer el proceso de digestión y absorción de nutrientes. Danicke (2002) observó un menor ritmo de degradación de la paja en el rumen de moruecos que consumían trigo contaminado con DON y ZEA. Se ha comprobado que algunas micotoxinas producidas por hongos del género Penicillium tienen un marcado efecto antibiótico que tiene consecuencias graves sobre la flora microbiana del rumen y sobre la digestibilidad de la fibra. Por último, ciertas micotoxinas son capaces de inhibir la síntesis proteica, como es el caso de la T-2.
  2. Sistema endocrino y exocrino. Algunas micotoxinas tienen actividad hormonal. Tal es el caso de ZEA, que es un análogo estructural de las hormonas sexuales femeninas. La presencia de esta micotoxina compromete principalmente la fertilidad.
  3. Inmunosupresión. Muchas micotoxinas son capaces de inhibir la replicación y crecimiento de células, así como de proteínas, enzimas y otros productos. Uno de los sistemas orgánicos con mayor replicación celular y síntesis proteica en un individuo adulto es su sistema inmunitario. Se ha demostrado que varias micotoxinas ejercen un efecto muy negativo sobre la replicación de linfocitos y sobre la síntesis de inmunoglobulinas. Acosta e col. (2003) observaron como el recuento de células somáticas en leche casi que se triplicó al añadir vomitoxina a la dieta de vacas en principio de lactación.
  4. Defensa antioxidante. Estudios recientes (Surai e col., 2002) demuestran un efecto negativo de las micotoxinas sobre el sistema antioxidante del organismo.

 

Micotoxinas en campo:

Rara vez observamos en campo cuadros patológicos que podamos identificar claramente como consecuencia de una micotoxina. Sin embargo, sí resulta frecuente detectar pérdidas de producción o problemas patológicos que parecen no obedecer a un origen o motivo concreto. Cuando realizamos distintos análisis en la búsqueda de posibles agentes causales, a menudo se nos revela la presencia de una o más micotoxinas a dosis consideradas no tóxicas.

Por lo general, suelen observarse uno o varios de los siguientes síntomas:

  1. Mala producción (crecimiento, producción de leche, mal índice de conversión de alimentos, bajo porcentaje de grasa en leche). 
  2. Mal aspecto de los animales
  3. Alteraciones digestivas (diarreas, acidosis). 
  4. Escaso consumo de alimentos. 
  5. Problemas reproductivos (fertilidad, abortos). 
  6. Infecciones mixtas y recidivantes (mastitis y metritis principalmente). Mayores índices de mortalidad 

 

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