POLIFENOLES PARA EL CONTROL DE INFECCIONES BACTERIANAS EN AVICULTURA

Los polifenoles, son una clase de compuestos que han adquirido un interés creciente como aditivos para piensos, especialmente en avicultura.

Este interés ha venido impulsado por la eliminación de los promotores de crecimiento principalmente, que puso en evidencia problemas con el rendimiento animal y un aumento de las enfermedades en las explotaciones, como la enteritis necrótica subclínica. A esto se une la necesidad imperativa, por el problema mundial de las resistencias bacterianas, de encontrar alternativas a los antibióticos.

Los polifenoles o aditivos fitogénicos para piensos, son una clase relativamente nueva de aditivos que muestran su potencial como agentes con actividad antimicrobiana y antioxidante.

Se debe tratar de mejorar la bioseguridad del alimento, como una manera de controlar bacterias enteropatógenas a las que están continuamente expuestas las aves, sin olvidar reducir nuestra dependencia en el uso de antibióticos para lograr este objetivo. El hecho alarmante que en los últimos tiempos se hayan reportado cepas de Salmonella resistentes a una serie de antibióticos, es un indicador de lo que podría pasar en el futuro.

En la producción avícola  de carne, las aves se enfrentan a diferentes retos que perturban el funcionamiento normal del organismo, siendo el tracto gastrointestinal el más afectado. Esto provoca una absorción deficiente de nutrientes, lo que reduce el rendimiento y aumenta la mortalidad.

Una vez que se alcanzan consumos adecuados de las aves, no es extraño encontrar problemas de insuficiencia digestiva. Llegados a este punto, es muy fácil que ocurra colonización del tracto digestivo con Salmonella, Escherichia coli , Campylobacter jejuni, Clostridium perfringens… entre otras. Hasta ahora, hemos confiado demasiado en antibióticos para permitir que las aves afrontaran los retos durante el crecimiento, usandolos para la prevención y tratamiento de enfermedades bacterianas. Esta práctica ha logrado un incremento alarmante en el número de cepas patogénicas resistentes.

Por todo ello se ha impulsado la búsqueda de alternativas naturales como es el caso de los polifenoles y aceites esenciales.

Uno de los principales retos a los que constantemente nos enfrentamos es la salud intestinal, y más concretamente la prevención y control de coccidiosis y la enteritis necrótica.

Los polifenoles son casi omnipresentes en las plantas y son productos del metabolismo secundario de éstas.  La actividad antimicrobiana y la mejora inmunitaria son dos de sus principales propiedades, esenciales para la salud y el bienestar de las aves y los hace candidatos ideales como alternativa a los antibióticos.

Los polifenoles naturales puede ir desde moléculas simples como el ácido fenólico, hasta compuestos altamente polimerizados como los taninos, y se hallan normalmente en forma conjugada con azúcares como mono, disacáridos e incluso oligosacáridos.

Las clases principales según su estructura son: flavonoides (los más abundantes, con casi 4000 variedades identificadas), ácidos fenólicos, taninos, estilbenos y lignanos.

Platel y Sirinivasan, 2004, nos hablan de efectos beneficiosos de éstos compuestos como la estimulación digestiva, de la bilis y el moco, así como la potenciación de la actividad enzimática.  Debido a la variedad en su composición y que provienen de una amplia variedad de plantas, resulta difícil comprender el modo de acción de los compuestos fenólicos.

En 2007, Windish y Kroismayr incluyeron en los mecanismos de acción sobre el intestino los siguientes:

  • La modulación de la membrana celular microbiana, que implica una ruptura de la membrana de los patógenos.
  • Aumento de la capacidad hidrofóbica de las especies microbianas, que afectan a sus propiedades de virulencia.
  • La estimulación del crecimiento de las bacterias favorables en el intestino, como lactobacilos y bifidobacterias.
  • Actuación como sustancias inmunoestimuladoras.
  • La protección del tejido intestinal frente al ataque microbiano.

El uso de acidificantes está extendido en avicultura desde hace tiempo, para el control de patógenos a nivel intestinal.

Se vuelve imperante conocer la composición de los ácidos orgánicos y aceites esenciales presentes en los aditivos a utilizar, así como su forma física y mecanismo de protección o vehiculización, la dosis correcta frente al nivel de contaminación de bacterias a ser combatidas, pero, sobre todo, principalmente la forma y lugar en que los principios activos son liberados y presentados a los microrganismos blanco.

Varias investigaciones y trabajos de campo concluyen que los ácidos orgánicos solos y a dosis bajas no controlan eficientemente los patógenos Gram-negativos, ya que éstos poseen una pared celular más compleja que la mayoría de las células Gram-positivas.

En este punto, es importante conocer la acción sinérgica de los aceites esenciales que aumentan la permeabilidad de los ácidos orgánicos en los microorganismos patógenos. Los aceites esenciales afectan la capa de peptidoglucano, y los ácidos orgánicos en su forma disociada, son los que pueden pasar a través de la capa de proteína y entrar a la célula a través de la estructura lipídica y capa porosa, previamente alterada por los aceites esenciales.

  • La sinergia entre ácidos orgánicos estratégicos y aceites esenciales, permite a los primeros penetrar la estructura celular de manera más eficiente.
  • Es importante señalar que no se trata sólo de la presencia de ácidos en el producto, sino del mecanismo de protección para llegar al intestino distal donde se alojan las bacterias objetivo.
  • Una vez dentro, el pH intracelular disminuye y la célula utiliza su energía vital para tratar de mantener el pH interno en equilibrio.
  • La producción de aniones interfiere con el ADN y el metabolismo de la proteína. La combinación de estas dos acciones acaba matando a la bacteria.
  • Este mecanismo es consistente en el tiempo y no genera resistencia.

Por lo arriba expuesto, se sabe que cuando los ácidos orgánicos se encuentran asociados a aceites esenciales, se reduce drásticamente la dosis necesaria para garantizar un control eficiente de patógenos con ácidos orgánicos, independientemente del tipo de pared celular que estos posean.

Estudios, comprueban aún, que esta sinergia entre estos principios activos, promueve un potencial bactericida o bacteriostático equivalente o hasta superior al observado con el uso de promotores antimicrobianos.

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Fuentes: https://seleccionesavicolas.comhttp://www.actualidadavipecuaria.com

 

 

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