ALIMENTACIÓN DE LAS YAGUAS DURANTE LA GESTACIÓN, LACTANCIA Y DESTETE

La yegua tiene que mantener un estado de carnes apropiado y recibir un aporte nutricional acorde a sus necesidades durante la gestación, lactancia y destete del potro.

En cuanto al peso y forma física de la yegua, hay que tener en cuenta que es una de las claves de su fertilidad, de su capacidad de nutrir al feto y de producir leche posteriormente.

Para determinar la condición corporal de la yegua, existe la tabla estandarizada desarrollada por la Universidad de Texas en la década de los 80 que describimos a continuación.

TABLA DE EVALUACIÓN DE CONDICIÓN CORPORAL HENNEKE

(Estado de gordura de 1 a 9)

1. Pobre o extremadamente delgada

2. Muy Delgada

3. Delgada

4. Algo delgada

5. En un peso adecuado (no se ven costillas pero se notan cuando se toca a la yegua)

6. Algo Rellena (no se notan las costillas cuando se toca a la yegua)

7. Rellena

8. Gorda

9. Muy Gorda

Por ejemplo, una yegua lactante que se sitúe por debajo del valor 5, probablemente no tenga la grasa corporal necesaria para producir suficiente leche de calidad, sin embargo si la yegua está en un valor de 8 o por encima, puede producir demasiado leche y sobre nutrir su potro.

Una yegua que esté por debajo de su peso óptimo, requerirá más ciclos para quedarse preñada y tendrá más posibilidades de no quedarse llena que una yegua con un valor 6. Una yegua que se sitúa entre 5,5 y 7, tiene una condición física óptima.

En cuanto el nivel de nutrientes que debe recibir la yegua, cada una de las tres fases exige unos perfiles de ración algo diferentes.

Nutrición para las futuras madres

El buen crecimiento del potro empieza en el vientre de la yegua. Una yegua en sus primeros seis meses de gestación tiene unos requisitos nutricionales muy similares a los de cualquier caballo maduro en trabajo ligero, así que con un buen forraje y una ración equilibrada, normalmente mantendrá su peso.

Aunque la yegua mantenga una condición física de un valor de 5,5 a 7,5, si no recibe suficiente proteína de calidad o si la proporción de calcio a fósforo no es la correcta, se puede ver perjudicada la calidad ósea y el peso del potro al nacer. Por lo tanto, no es suficiente que la yegua esté en un peso adecuado, ya que también hay que asegurar que recibe un nivel proteínico y vitamínico equilibrado.

Es importante no dejar que se vuelva obesa, ya que puede tener problemas en el parto, producir potros pequeños y débiles y disminuir su producción de leche, lo que trae como resultado una tasa de crecimiento más lenta para el potro. Igualmente, la yegua flaca puede tener potros más pequeños, producir menos leche y tener menos probabilidades de seguir el ciclo reproductivo normal después de parir.

La suplementación adecuada de la yegua será decisiva en la vida futura de su cría. Si se presentan deficiencias de elementos como las vitaminas A, E y Selenio, que están muy ligados con la función reproductiva en las yeguas, es muy probable que se reflejen en el potro antes de un mes de edad.

El estudio más significativo fue el estudio publicado por la Universidad de Georgia sobre la cantidad de cobre proporcionado a la madre en el último trimestre de gestación y el tamaño de los potros, su conformación y la posterior capacidad de trabajo de adulto. Se demostró claramente que si la madre no recibe una fuente absorbible de cobre en el 10º mes de gestación, el potro será más pequeño y correrá más riesgo de desarrollar problemas de crecimiento. Luego a este estudio, se han añadido varios otros hechos en Nueva Zelanda, Kentucky y Australia que confirman el papel del cobre en combinación con otros micro-minerales, especialmente zinc y magnesio.

En conclusión, durante los últimos 4 meses de la gestación, la yegua debe incrementar la cantidad total de comida diaria aproximadamente en un 30-35%. La yegua necesita forraje de muy buena calidad y la suplementación de un alimento balanceado que complete sus requerimientos. Los alimentos deben ser siempre de buena calidad y libres de agentes contaminantes que pueden llegar a ser la causa de abortos.

Alimentación durante la lactancia

Una vez que nace el potro, casi inmediatamente, empezará a demandar sustento de su madre. Durante los primeros días de vida, ella será su única fuente de alimento. Igualmente las demandas nutricionales de la yegua no disminuyen. Las necesidades energéticas aumentarán un 80 %, sus necesidades proteicas lo harán más del doble, y su requerimiento de calcio y fósforo se triplicará.

En las primeras tomas, el potro recibe de la madre el calostro y posteriormente continúa con la lactancia de la leche. Para que las yeguas produzcan la gran cantidad de leche que necesita un potro en crecimiento, sus requisitos nutricionales deben aumentar de manera significante. Así, el nivel energético de las yeguas lactantes debe ser casi el doble que el de las yeguas vacías o las que están empezando su gestación. Además de un nivel energético elevado, también debe aumentar la cantidad de proteínas, calcio y fósforo en la dieta.

De esta manera, una yegua bien alimentada producirá diariamente el equivalente al 3-4% de su peso corporal en leche durante los primeros dos meses de lactancia. Por ejemplo, una yegua de pura sangre inglés de 500 Kg. producirá una cantidad de leche de entre 15-20 litros diarios.

Las yeguas durante la lactancia requieren más cantidad de agua, debido precisamente al incremento de alimento en la dieta y a la producción de leche. Por tanto, las yeguas deben tener un acceso ilimitado a agua limpia. Esto es particularmente importante en el manejo de las yeguas que tienen que criar al potro a principios de año, cuando las fuentes de agua pueden congelarse o en condiciones de sequía, cuando el agua es escasa.

Hay que asegurar que las yeguas satisfacen sus exigencias de energía y mantienen un peso óptimo justo antes del parto y también después ya que las yeguas, cuando empiezan la lactancia, agotan las reservas energéticas con mucha facilidad.

Por lo tanto, durante la lactancia o cualquiera de las etapas de reproducción, hay que evitar que las yeguas estén muy por encima o por debajo de su peso óptimo, ya que una condición corporal inadecuada, puede tener los siguientes inconvenientes:

– Yeguas delgadas. Las yeguas delgadas no tienen reservas energéticas suficientes para producir la cantidad de leche necesaria. Así, los potros criados con estas yeguas a menudo experimentan un nivel de crecimiento más lento que los potros alimentados correctamente con otras yeguas. Una yegua lactante tiene unos requisitos nutricionales muy similares a los de cualquier caballo en trabajo duro, por lo que son incapaces de mantener un peso ideal con una dieta a base de heno, cereales y pasto.

Algunas yeguas pierden peso considerablemente durante la lactancia, incluso consumiendo una gran cantidad de pienso o cereales en la dieta y heno leguminoso de alta calidad. Una forma de contrarrestar esto, es añadir concentrados altos en grasa, como el aceite de maíz o de salvado de arroz. Esto hace que la provisión de calorías sea la correcta para las yeguas que están por debajo de su peso ideal, especialmente si la yegua de cría no es primeriza.

Se ha demostrado mediante investigación que las yeguas delgadas tienen más dificultad en el tiempo de concepción y mantenimiento durante la gestación que las yeguas que están en su peso ideal.

– Yeguas obesas. Las yeguas obesas producen mas cantidad de leche y de peor calidad que las yeguas que están en su peso ideal. Estas yeguas también deben alimentarse con forraje en forma de heno de alta calidad y pasto, pero esto sólo debe aportar la cantidad suficiente de energía y proteínas para hacer frente a la lactancia.  La clave es limitar la cantidad de calorías que pueda consumir la yegua pero no ponerla en una dieta estricta.

Hay que asegurarse de que las yeguas que estén a dieta reciban un incremento de vitaminas y minerales en su ración, que puede ser mediante un suplemento bajo en calorías. De esta forma, si proporcionamos la cantidad recomendada de nutrientes, garantizamos unos niveles adecuados de proteínas, calcio, fósforo, vitaminas y micro y macrominerales en la dieta. También hay que apuntar que no se puede poner a dieta estricta a una yegua en su último trimestre de gestación ya que necesita la energía y los nutrientes de la ración para asegurar el correcto desarrollo del feto.

En los últimos meses de lactancia, cuando el potro tiene cinco meses de edad en adelante, la producción de leche de la yegua disminuye naturalmente hasta terminar en el destete. Por ejemplo, una yegua que en el comienzo de la lactancia produce entre 13 y 18 litros de leche diarios, puede reducir esta cantidad hasta la mitad.

Como la producción de leche de la yegua disminuye, se debe ajustar la nutrición de acuerdo a sus necesidades. Es decir, la cantidad de alimento debe disminuir durante los últimos meses de lactancia para mantener a la yegua en la condición corporal deseada. Esto provoca también que se acabe la leche antes del destete y así el potro buscará alimento y agua de otras formas; y entonces, cuando ya se destete, será menos estresante para él ya que estará acostumbrado a tomar pienso, forraje y agua por si solo.

Alimentación durante el destete

Durante el proceso de destete, a las yeguas se les presta muy poca atención, ya que son los potros los que están en el punto de mira. Aunque es cierto que las yeguas, particularmente las que no son primerizas, se toman el proceso de destete con mucha más calma que los potros, no hay que olvidar que también necesitan ciertos cambios nutricionales en su dieta.

En primer lugar, la producción de leche debe reducirse para preparar el destete del potro. Para ello, se puede proporcionar al potro pienso y agua en un comedero aparte por lo menos un mes antes del destete. Así el potro deja de necesitar tanta leche y el proceso de destete comienza de manera más natural. También, se puede dejar de alimentar a las yeguas con pienso o cereales entre cinco y siete días antes del destete hasta que sus ubres estén vacías. Además, el consumo de forraje de alta calidad (como la alfalfa), debe reducirse hasta alcanzar la cantidad que consumen normalmente las yeguas no lactantes o vacías.

La producción de leche debe reducirse tan pronto como sea posible, ya que esto hace que las yeguas se encuentren más relajadas después del destete y reduce posibles complicaciones. También, hay que tener en cuenta que no se debe extraer leche directamente de las ubres de la yegua, ya que esto sólo conseguiría alargar el proceso de producción de leche.

Se debe prestar una especial atención al peso de la yegua, ya que está estrechamente relacionado con su fertilidad y su capacidad de llevar a cabo una gestación. La época de lactancia puede resultar muy dura, especialmente si la yegua no mantiene su peso con facilidad. Si la yegua no tiene suficientes reservas para mantener la producción de leche, termina aprovisionándose de sus propios huesos para poder proporcionar al potro lo que necesita. Por lo tanto, durante la lactancia la yegua suele bajar de peso, hasta el punto de quedarse delgada, así que se debe aumentar su ingesta de energía mediante una alimentación a base de un pienso energético y forraje de alta calidad, como alfalfa o forraje mixto de alfalfa y heno de prado, para facilitar que la yegua gane peso. También se puede añadir aceite o salvado de arroz en la dieta para ayudar a la yegua a recuperar su peso.

En resumen muy importante alimentar correctamente a la yegua durante la gestación, la lactancia y el destete, manteniendo su condición corporal y nivel de nutrición en un punto óptimo. De esta manera, se puede incrementar su eficiencia reproductiva para todos los potros que llegue a producir.

Fuente:

https://www.horse1.es/es/publicaciones/37-cria/223-la-alimentacion-de-la-yegua-de-cria

 

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